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¿A quién beneficia que arda Galicia?

 Izaronews, 14 de agosto de 2006-09-13 

Dice El País del 13 de agosto pasado que en tan sólo nueve días, en Galicia se han producido más de mil incendios que han hecho arder decenas de miles de hectáreas. La quema ha abrasado la provincia entera de Pontevedra y el sur de La Coruña.Ni siquiera en Galicia se recordaba una cosa así, y eso que según las estadísticas en la comunidad gallega se producen cada año la mitad de los incendios habidos en España.

Pero si la cantidad de incendios y su concentración en un período tan corto de tiempo ya deja perplejo, aún sorprenden mucho más las características que constituyen el denominador común de la gran mayoría de estos fuegos.

 

 

Llama la atención que los incendios gallegos de este verano se estén produciendo en las cercanías de núcleos habitados y vías de comunicación de tráfico intenso. Lo normal es que cuando se origina un incendio forestal, sea la causa el descuido de un agricultor, la negligencia de un dominguero o la acción de un pirómano, que son los motivos estadísticos más comunes, el fuego comience en un lugar apartado, lejano por razones obvias de poblaciones o lugares de paso frecuentados; por el contrario, como decía, gran parte de los incendios gallegos de este verano se han desarrollado en la proximidad de zonas pobladas y carreteras frecuentadas.

 

Durante los primeros días de esta oleada salvaje de fuegos, las autoridades tanto gallegas como españolas quedaron paralizadas. El problema no era tanto la capacidad de respuesta y los medios para llevarla a cabo, como el saber a qué se estaban enfrentando. Han tardado una semana larga en hacerse una composición de lugar, y ahí se ha perdido un tiempo precioso. Porque lo que esta pasando en Galicia no es que el país se vea asolado por un verano especialmente duro en materia de incendios forestales, sino que está siendo sometido a una acción terrorista en toda regla.

 

Lo denunciaba en los micrófonos de la SER el escritor Suso de Toro: los incendios responden a una estrategia perfectamente planificada, coordinada y dirigida de modo centralizado, y desplegada de un modo preciso sobre un mapa de Galicia, o mejor dicho, sobre unas zonas concretas del mapa de Galicia. Numerosos vecinos manifiestan haber visto atravesar poblaciones y entrar y salir de los bosques a grupos de jóvenes con ropa de camuflaje a bordo de 4 X 4 y de potentes motos. Quienes prenden fuego no lo hacen amontonando ramitas y con un mechero de bolsillo: se han visto artefactos incendiarios atados a los quitamiedos de las carreteras. El modus operandi, por último, no puede ser más preciso: se provocan incendios de diversión muy próximos a un núcleo habitado, y cuando los servicios de extinción y los vecinos están luchando desesperadamente para salvar las casas, se prende fuego con toda impunidad a la zona de bosque que es el verdadero objetivo del incendio.

 

¿Quién ha organizado este monumental ataque terrorista? Habría que buscar a sus beneficiarios, obviamente.

 

Cristina Narbona, la ministra de Medio Ambiente, lo tenía muy claro hace unos días: en Galicia hay un porcentaje estadístico de pirómanos superior a la media española (¿quizá un gen pirómano específicamente gallego?). Parece mentira que una persona habitualmente sensata pueda sostener tamañas tonterías; pero es que debe ser muy duro reconocer en público que no se tiene ni idea de por qué pasa lo que está pasando. O saberlo, y no atreverse a decirlo.

 

Descartada la ministra Narbona como fuente informativa, la sinceridad brutal de Manuel Fraga daba una primera pista la semana pasada: "Galicia arde porque hay un gobierno bipartito". Efectivamente, según hemos ido sabiendo luego, los incendios en Galicia están ocurriendo porque hay un gobierno diferente al que debería haber, al de toda la vida.

 

Una segunda pista la facilitaba Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, que apuntaba dos elementos importantes: una hipótesis, la de que hubieran "tramas organizadas" detrás de los incendios, hipótesis construida a partir de las evidencias que se vienen recogiendo, y una realidad tangible: algunas de las personas a las que se estaba deteniendo tenían o mejor dicho, habían tenido, relación con tareas de prevención y extinción de incendios. Aquí la cosa comienza a perfilarse.

 

Retrocedamos unos días. Desde el primer momento, apenas la oleada de incendios empezaba a adquirir características catastróficas, el PP y la perrera mediática a su servicio lanzaron una consigna que han venido repitiendo machaconamente desde entonces: si hay incendios es porque el gobierno bipartito gallego ha disuelto el sistema de prevención de incendios montado por la Xunta de Manuel Fraga.

 

Ocurre sin embargo que el sensacional sistema de prevención de incendios de Fraga tenía los bosques gallegos sucios y llenos de broza dispuesta a arder como yesca, y carecía de medios públicos reales para combatir fuegos. La Xunta del PP todo lo fiaba a la "iniciativa privada", según el patrón "liberalizador" aplicado sin ir más lejos al rescate marítimo (antes del "Prestige", todos los remolcadores de salvamento gallegos de propiedad pública habían sido vendidos a empresas privadas especializadas en el rescate de barcos). Grandes negocios privados con fondos e intereses públicos, en suma.

 

Tales fueron los medios antiincendios reales acumulados por la Xunta de Manuel Fraga, que la mitad de los medios aéreos que están ahora combatiendo el fuego en Galicia pertenecen al Ministerio del Medio Ambiente español, y la otra mitad a países europeos que están ayudando.

 

Estos últimos días ya no se habla tanto desde la derecha de las famosas brigadas antiincendios de Fraga. Y la razón es que empiezan a ser detenidos algunos de sus miembros, y en Interior se comienza a tener datos de una "posible venganza planificada" por parte de personas que han visto cancelados sus contratos, al ser desmantelado por la Xunta del bipartito el operativo contraincendios creado por Fraga.

 

Pero esa es sólo la punta del iceberg. Que algunos, pocos o muchos, de estos paniaguados en su día del PP participen de modo activo en los incendios, no desvela la totalidad de la trama, es apenas un indicio de lo que hay detrás. En todo caso, ellos y el resto de incendiarios organizados no son más que instrumentos de algo que va mucho más allá, y que tiene una dimensión política y social de gran calado.

 

Sabemos que en Galicia nada se mueve sin tener el consentimiento al menos de las redes caciquiles. Son los caciques rurales quienes determinan, por ejemplo, quién va en las listas provinciales del PP y a quién se contrata para trabajar en las brigadas contraincendios. Y si los caciques decidieran, un suponer, castigar al gobierno "rojo-separatista" que les ha arrebatado la administración gallega autonómica y ha quebrado una parte de su poder disolviendo el famoso operativo Fraga contraincendios, perjudicando así sus negocios y su control sobre las personas, no les quepa la menor duda de que hallarían un modo espectacular de hacerlo.

 

Por cierto, el día 4 de agosto se cumplía el primer aniversario de la toma de posesión del gobierno bipartito. Escribe El País del 12 de agosto: "La tormenta de fuego se desató justo el día del aniversario. El pasado viernes 4 de agosto se cumplía un año de la toma de posesión del Gobierno gallego constituido por socialistas y nacionalistas. Pero la fecha pasó inadvertida en medio de la gran hoguera que comenzó ese viernes en Galicia (…)".

1 Comentario

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  • Alex

    Web muy interesante con testimonios reveladores

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