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La policía está al servicio de los ciudadanos

Hace ya treinta años, durante las "Sis Hores de Cançó" en Canet –aquél encuentro mítico de miles de jóvenes antifranquistas catalanes, con Franco aún vivo-, Quico Pi de la Serra cantaba aquello de "la policia està al servei dels ciutadans" teniendo a su espalda, detrás del escenario y bien visibles para el público, una fila de guardias civiles armados con metralletas. La ironía emanada de aquella imagen esperpéntica resultaba deslumbrante.

Muerto Franco, la democracia multiplicó los cuerpos policiales e incrementó las plantillas de los existentes. Hoy día los catalanes, por ejemplo, disfrutamos de los servicios del Cuerpo General de Policía, de la Policía Nacional, de la Guardia Urbana o policía municipal correspondiente y de los Mossos d’Esquadra -la policía del Gobierno catalán-, más la Guardia Civil, a la que seguimos encontrando en aeropuertos y en otras misiones.

 

En Barcelona hasta ahora la proliferación de cuerpos policiales era menor, y no por ello la seguridad ciudadana en la ciudad parece que haya sido mucho peor que en otras zonas del país. Nos faltaban los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica catalana. Pero ya por fin, desde hace unos días, la policía autonómica ha comenzado a patrullar también las calles de Barcelona.

 

En realidad, los Mossos llevan años patrullando la mayoría de poblaciones catalanas, pero a los barceloneses nos habían dejado para el final. En Barcelona concluye el despliegue de los Mossos por todo el territorio catalán. Se conoce que antes de tratar con nosotros necesitaban adquirir experiencia en otras zonas del país; debemos ser un caso especial, los barceloneses.

 

Dicen los periódicos de hoy que en algunos sitios de la ciudad los paseantes y comerciantes les han acogido con aplausos, no sé exactamente si porque son la policía del Gobierno catalán o porque su presencia significa más policías en la calle; tanto en un caso como en otro, no resulta difícil imaginar qué tipo de gente les aplaudía.

 

Los Mossos llegan con una aureola de policía "moderna" y muy "del país". Además, ahora que en Catalunya gobierna el Tripartito de Izquierdas, su máximo responsable político es una mujer y socialista. Todo muy progresista, como puede verse. Y en fin, a partir de ahora los barceloneses disfrutaremos también del dudoso provilegio de ser multados o interrogados en catalán, cosa que parece que a algunos les satisface especialmente y por encima de cualquier otra consideración.

 

Pero no todo son rosas en el caso de los Mossos de Esquadra. En estos últimos años, la policía autonómica catalana se ha visto involucrada en varios casos de denuncias por malos tratos, especialmente en lo que se refiere a detenciones e interrogatorios relacionados con inmigrantes de origen magrebí. Ya son demasiados los moros apaleados, y son demasiadas las sentencias exculpatorias contra todo evidencia. El caso más escandaloso ha sido el de una comisaría de la demarcación de Girona, en la que 24 agentes fueron acusados de apalear durante un día entero a un moro, inmigrante ilegal; las evidencias fueron rechazadas, y la sentencia fue, una vez más, absolutoria.

 

Es decir, la "moderna" policía autonómica catalana padece desde su nacimiento, al parecer, los más viejos vicios del oficio.

 Realmente, si esta es la modernidad que aportan los Mossos, no parece que en materia policial hayamos avanzado mucho desde los tiempos de las "Sis hores de Cancó a Canet" y los tricornios recortándose amenazadores detrás del escenario.

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