Blog

Adiós (por ahora) al tripartito catalán. Apuntes sobre una crisis política y sus causas

1. Sobre el fracaso del tripartito:

  

El problema del tripartito es que no ha gobernado. En eso ha sido puramente continuador del pujolismo. Pero a diferencia de éste, el tripartito ha sido incapaz de vender la imagen de que aunque no gobernaran estaban "haciendo política para Catalunya". Porque de eso se trata, de "hacer ver que", y sobre todo de "hacer ver como si".

  

Por eso se lanzó la iniciativa de un nuevo Estatut, para dar imagen de "acción política" desde el Govern, ya que otra cosa no se podía ofrecer.

No han gobernado no porque no sepan hacerlo (en general todos los partidos, incluida ERC, han probado su competencia en otras instituciones y administraciones), sino porque la Generalitat de Catalunya no es en realidad un verdadero gobierno, y ello a pesar del presupuesto y el aparato administrativo que maneja el Govern: la Generalitat es simplemente la transposición bufa de una institución político-administrativa con responsabilidad sobre un territorio.

 

En ese sentido, son mil veces más gobierno la Diputación de Barcelona o el mismo Ayuntamiento de Barcelona que la Generalitat de Catalunya. El ayuntamiento de cualquier pueblo perdido del Pirineo ejerce más como gobierno que la institución autonómica catalana.

 

Desde 1980, la Generalitat de Catalunya es simplemente un teatrillo en el que se satisfacen vanidades personales y sentimientos patrióticos posibilistas.

 

2. Sobre Pasqual Maragall:

 

El mejor alcalde de la historia de Barcelona ha resultado un presidente poco enérgico y a menudo desbordado por los acontecimientos, al que además propios y extraños le han podado al instante toda iniciativa que ha intentado.

 

El trato que le ha dado el PSC ha sido injusto, y el que le ha dispensado la mayoría de dirigentes del PSOE, simplemente de juzgado de guardia. Por no hablar del acoso perruno al que le han sometido los medios de comunicación, especialmente los supuestamente "amigos" (véanse como botón de muestra las tertulias de la Cadena SER). Desde Madrid, el PP y su jauría han estado en relación a Maragall en su línea de siempre: todo vale, con tal de desgastar al contrario.

 

3. Sobre el PSC:

 

Por razones diversas, los dirigentes socialistas catalanes de cualquier tendencia nunca han querido a Pasqual Maragall. Apenas hay maragallistas puros en el PSC; maragallistas de ocasión o interesados, todos los que se quiera.

 

Maragall casi no tiene en el PSC gente de confianza de la que echar mano, por lo que ha debido ir recurriendo para su gobierno a cualquier cosa, además de tener que tragar gente impuesta por el aparato socialista catalán. Entre los socialistas nombrados consellers de la Generalitat hace 15 días, por ejemplo, hay alguno cuyo acceso al cargo parece una estricta aplicación del conocido Principio de Peter.

 

Y sin embargo, no es que el PSC necesite a Maragall, es que no hay alternativa creíble a su figura dentro del partido: la élite dirigente socialista catalana está formada por un conjunto de mediocridades de tal calibre, que resulta asombroso que el partido siga funcionando incluso como organización.

 

El electorado catalán de izquierdas entiende esto a la perfección. Por ello, el día que Maragall no encabece la lista socialista en las elecciones al Parlament, el PSC tiene garantizado un desastre monumental.

 

4. Sobre Esquerra Republicana de Catalunya:

 

En poco más de una década, ERC ha pasado de ser una peña de adolescentes que quemaban contenedores a un partido con presencia importante en todas las instituciones y Administraciones catalanas. Algunos de sus dirigentes y militantes no han asimilado todavía ese cambio. Tampoco lo han asimilado la mayoría de creadores de opinión, grupos de presión y medios informativos españoles, de izquierdas o de derechas; el profundo desconocimiento cuando no el desprecio olímpico en relación con todo lo catalán, les impide enterarse de esta transformación y, en general, de cuanto acontece en esa "región tan rara", Catalunya.

 

ERC ha sido víctima de sí misma, pero sobre todo de su imagen. Curiosamente, gente como Carod-Rovira parece disfrutar con esa situación, quizá porque sabe que contra más leña le den en España a su partido, más votos tendrá en Catalunya, como se viene comprobando desde hace tiempo. Otros, como Joan Puigcercós, piensan en otra dimensión, la institucional y la de la política en serio. Mientras no se resuelva la pugna entre esas dos almas de ERC, difícilmente ese partido será un socio confiable para nadie.

 

5. Sobre CiU:

 

Es asombroso cómo un partido que hace dos años, tras perder el poder, estaba prácticamente muerto y comenzando un acelerado proceso de descomposición interna, es hoy el gran triunfador de la política catalana y española gracias a los errores cometidos por todos los demás.

 

Marrulleros, indecentes y hábiles como siempre, los políticos de CiU forzaron que, a cambio de su apoyo, saliera del Parlament de Catalunya un texto radicalizado hasta hacerlo inviable –desbordando las propuestas de ERC-, para luego correr a Madrid a pactar un recorte que ha dejado en los huesos el texto estatutario original. Es precisamente esa capacidad fenicia para la demagogia, la maniobra y el regate filibustero lo que más aprecia de ellos su electorado, así que el futuro de CiU es de nuevo el más prometedor del arco parlamentario catalán.

 6. Sobre Iniciativa per Catalunya : 

Han sido discretos y útiles. Algún premio tendrán. Eso sí, siguen empeñados en disputarle el espacio a ERC, algo que sus electores de siempre no entienden. A veces parecen más un negocio familiar que un partido político, y eso tampoco es bueno para ellos.

 

Necesitan al PSC, y el PSC les necesita a ellos. Además, hay cariño entre muchos viejos militantes y electores de unos y otros, y eso en la política catalana –tan sentimental- es un valor.

 

7. Sobre el PP de Catalunya:

 

Lo único positivo de todo este embrollo es que el PP catalán no pinta nada en él, ni ahora ni en el futuro. En las próximas elecciones, la derecha española continuará perdiendo en Catalunya la mitad de los pocos votos y escaños que todavía conserva, según costumbre que ya viene de lejos.

 

Echarán a Piqué, y pondrán a otro; da igual, la fiesta no va con ellos. Y ellos lo saben.

 

8. Sobre Ciutadans de Catalunya:

 

Esta pandilla acabará ineluctablemente en el PP tras las próximas elecciones autonómicas catalanas. No hay otro futuro para un invento españolista en Catalunya (el espacio ya lo ocupa el PP) totalmente artificial, un globo hinchado con la vanidad de un puñadito de profesionales e intelectuales de bajo perfil del establishment catalán, pura clase media-alta que algún día fueron de izquierdas y hoy andan enfurruñados porque el tripartito no les ha mimado como ellos creen merecer.

 

Curiosamente, al único partido al que le quitarán algunos votos será al PP. El pobre Josep Piqué debe ser el que menos de acuerdo esté con el lanzamiento de esta parida -que no partido- que se han montado entre unos amiguetes con más afición por el teatro que por la política.

 

9. A modo de conclusión, un pronóstico:

 

Las elecciones catalanas de octubre no traerán cambios significativos. Como que casi nada va a moverse, el peligro es que todo el mundo comience a dar vueltas a lo mismo sin avanzar un paso en ninguna dirección. Dicho de otro modo: la política catalana parece encaminarse decididamente, tal como escribió hace poco Josep Ramoneda, hacia la italianización; de la admiración por la política francesa –la anterior a Chirac-, se ha pasado al peligro de caer en el circo permanente en el que vivió Italia los años ochenta y noventa. Y de ese pozo cuesta mucho esfuerzo y mucho tiempo salir.

Ningun comentario

0

Enviar comentario