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Claveles marchitos: dos estampas lisboetas del siglo XXI

BANQUEROS DE DIOS:

 

Viernes, 17 de febrero de 2006, ocho y media de la tarde: Avenida Alexandre Herculano, zona comercial y de negocios de Lisboa. De la sede del Banco Millennium sale un cura de unos 50 años, atildado como un artista de Hollywood; impecablemente vestido con un clergyman de excelente calidad y corte, sólo un pequeño alzacuellos identifica su condición de sacerdote. El cura se detiene en la acera, extrae del bolsillo un mando a distancia y abre con él un cochazo imponente, estacionado en zona reservada a la entrada del banco.

El edificio entero está dedicado a oficinas del Millennium, no es una agencia urbana de atención al público ni en la planta baja acristalada se ve instalado servicio de información ni cajero automático alguno. Es evidente que el cura ha bajado de los despachos.

 

Millennium BCP es el mayor banco privado portugués, y tanto el que fue su presidente durante muchos años, Jorge Jardim Gonsalves, como el que ahora ocupa el cargo, Paulo Teixeira Pinto, son miembros del Opus Dei y han trabajado en España durante años. Teixeira Pinto además ha sido alto cargo del PSD y del Gobierno de Cavaco Silva.

  

EL ÚLTIMO REVOLUCIONARIO:

 

Sábado, 18 de febrero de 2006, siete y media de la tarde: por el centro de Largo de Carmo sube un negro de edad indefinida, un "homeless", vestido casi de harapos y sosteniendo en cada mano una bolsa de plástico con el aspecto de contener íntegras las pertenencias del hombre. Mientras camina, el negro canta con estupenda voz de barítono "Grandola, vila morena", el himno de la Revolución de los Claveles, la canción que desencadenó el movimiento militar que liberó Portugal del fascismo aquél lejano 25 de abril de 1974.

 

Por las aceras caminan en silencio lisboetas y turistas cargados con las compras hechas en los almacenes y tiendas del Chiado, mientras el negro, parsimonioso e indiferente, con la vista fija en un punto del horizonte que sólo él ve, sigue entonando a todo pulmón el viejo tema de José Afonso:

 

Terra da fraternidade

 

o povo é quem mais ordena

 

dentro de ti, ó cidade