El fantasma de la exclusión social toma cuerpo en España
Un estudio de la Fundació La Caixa dirigido por el catedrático Joan Subirats recientemente aparecido, sostiene que uno de cada tres ciudadanos españoles sufre ya o está en riesgo de sufrir marginación social.
El estudio va más allá del análisis de los parámetros habituales que definen las situaciones de pobreza, consideradas tradicionalmente como un problema de falta de recursos económicos, y propone el concepto de exclusión social como englobador de una serie de factores tales como la precariedad laboral, los déficits de formación individual, la dificultad de acceso a la vivienda digna, malas condiciones de salud, aislamiento social … que en conjunto darían una fotografía mucho más precisa de la ubicación individual en relación a ese problema.
Dice Subirats que la población más vulnerable a la exclusión social son las mujeres. Algo más de las dos terceras partes de las personas que viven situaciones de exclusión social o están en riesgo de caer en ella, son mujeres. Por edades, casi un 20% de los jóvenes (uno de cada cinco) y casi el 30% de los mayores de 65 años está en esa situación. Asimismo, uno de cada cinco emigrantes extranjeros procedentes de fuera de la Unión Europea y el mundo anglosajón vive en ella o está próximo a ella.
El estudio, cuyo trabajo de campo fue realizado en 2001, concluye muy pesimista, pues remarca que las tendencias apuntan al incremento de los datos negativos que presenta; la evolución de los indicadores parciales en años posteriores así parece confirmarlo.
Según datos oficiales que ha ido publicando la prensa en estos meses, en el último quinquenio se ha registrado un incremento espectacular de la inmigración ilegal (se calcula en dos millones el número de inmigrantes en España, de los cuales quizá dos tercios están en situación irregular), una progresiva precarización del empleo (un tercio del total de contratos laborales existentes son temporales, y de ellos más de la mitad no supera el mes de duración), un incremento disparatado del precio de la vivienda tanto nueva como usada (en las grandes ciudades la tasa de incremento oscila entre el 15 y el 20% anual), índices de fracaso escolar semejantes a los existentes en países del Tercer Mundo, un 55% de familias que deben recurrir a las tarjetas de crédito para tener efectivo hasta final de mes… y un sinfín de datos por el estilo, a cual más descorazonador.
Aunque Subirats reconoce que últimamente –y por primera vez en mucho tiempo- se están haciendo esfuerzos desde el Estado para frenar esta cuesta abajo, considera que no es suficiente y pide, ante todo, un cambio en el modo de atacar estos problemas. Por razones de estricta eficacia, propone que sean los ayuntamientos quienes, precisamente por ser las instituciones con mayor proximidad a las problemáticas enunciadas, deberían llevar el peso de la lucha contra la exclusión social.
En fin, no sé si recordarán ustedes que durante el que fue su último viaje oficial a EEUU antes del 14-M, don José María Aznar tuvo a bien declarar en una conferencia de prensa que "España es un país de 40 millones de consumidores con alto poder adquisitivo"(sic).
Claro que por otra parte qué se puede esperar del amigo Ànsar, sino esa clase de declaraciones: "Del payaso, payasadas", decía mi abuela. Razón tenía la mujer…
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