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Don Federico el libertario y la crisis del «periodismo independiente»

Publicado en Izaro News en mayo 2004. Corregido en mayo de 2005

 

Hubo un tiempo en el que Antoñito Herrero reinaba en las ondas radiofónicas españolas al modo en que en los tiempos bíblicos imperaba el Dios del Antiguo Testamento: entre rayos y truenos, y repartiendo trallazos a diestro y siniestro (más bien a siniestro, la verdad sea dicha).

 

Eran los años de la Larga Marcha del PP hacia La Moncloa. Un camino que dejaron sembrado de innumerables adversarios convertidos en cadáveres políticos, y alguno hasta en cadáver físico (un día les contaré una historia que resume por sí sola la tragedia de tantas vidas arruinadas por estas fieras; una historia que concluyó en el suicidio de su protagonista, incapaz de soportar la presión a que le sometió la jauría mediática derechista). Fueron sin duda años de gloria para el Sindicato del Crimen, el ancestro directo de la actual Brunete Mediática.

 

Pero Antoñito Herrero se ahogó en mayo de 1992, en un extraño accidente que le sobrevino en Marbella a la vera misma de aquél yate tan chulo que tenía, y en el que por cierto, en vez de la española enarbolaba a popa una curiosa bandera azul con estrellitas y la Union Jack en un ángulo (a saber dónde estaba matriculado el barco, que el patriotismo y los impuestos son dos cosas perfectamente separables para esta gente).

 

Hubo de pasar un cierto tiempo antes de que el puesto de Gran Martillo de Rojos fuera a parar a manos de don Federico Jiménez Losantos, entonces sólo un joven prometedor aunque especialmente dotado para la infamia y la calumnia, lejos todavía de convertirse en la gloriosa realidad de la radiodifusión mundial a cuya capacidad de fabulación se habría rendido el mismo Goebbels.

 

Vayamos por partes. Como todo el mundo, Jiménez Losantos tiene ciertamente un pasado, y en su caso un pasado rojo, nada menos. Turolense de nacimiento, estudió en Barcelona y comenzó su andadura política escribiendo en El Viejo Topo y en otras publicaciones de la izquierda radical de los años setenta, aunque a finales de esa década el hombre ya había derivado a posiciones de españolismo militante, que en poco tiempo devendría además en ferozmente ultraderechista. Mientras tanto, y para ir haciendo boca, en 1980, con ocasión de las primeras elecciones al Parlament de Catalunya, fue candidato en la aventura lerrouxista del entonces Partido Socialista de Aragón, hoy desaparecido.

 

Poco después, en compañía de Amando de Miguel y de otros barandas por el estilo promovió el Manifiesto de los 2.300, una carga de caballería frontal contra la cultura catalana. En represalia, los chiflados de Terra Lliure le pegaron un tiro en una rodilla, en un atentado esperpéntico (quien al parecer lo llevó a cabo es una persona que ya entonces padecía graves problemas de visión), lo que provocó la desbandada casi inmediata del selecto grupo de intelectuales. Don Federico puso pies en polvorosa y se refugió en Madrid.

 

Una vez en la Villa y Corte, y ya sin rebozo alguno, Jiménez Losantos comenzó una fructífera carrera como agitador e intoxicador ultraderechista bajo la protección e impulso de Pedro Jeta Ramírez. De su mano pasó por Diario 16 y Antena 3 Radio, y en 1992 saltó a la COPE, adonde llegó, como decía antes, con la intención de llenar el vacío dejado por Antonio Herrero. ¡Y vaya si lo llenó!. Desde entonces, don Federico tiene su trono en el muladar radiofónico que mantienen los obispos españoles con los impuestos que pagamos todos.

 

Luego vino el triunfo pepero en 1996 y la mayoría absoluta del 2000, y don Federico y el resto del gang mediático se cobraron espléndidamente los servicios prestados y los por prestar. Fueron tiempos de no parar, en aquellos años gloriosos en que Miguel Angel Rodriguez dirigía el asalto una tras otra de las empresas de comunicación "refractarias" o simplemente "neutrales", con argumentos tan contundentes como los que hizo valer por teléfono ante Antonio Asensio -patrón del Grupo Z-, que se resistía a entregarles Antena 3, a quien luego de insultar y amenazar personalmente, Rodríguez advirtió: "y dile a tu jefe (Jesús de Polanco, con quien Asensio acababa de firmar un acuerdo), que va a acabar en la cárcel, que vamos a ir a por él, y que si él tiene guardaespaldas el Gobierno tiene más" (conversación referida por José Oneto en carta que fue presentada como prueba documental por Asensio ante el Congreso de Diputados, y recogida en "Aves de raPPiña", de Jesús Mota, en Temas de Hoy, Madrid 2001. Jesús Mota ha sido director del conocido diario económico Cinco Días).

 

Pero llegó el 14 de marzo de 2004, y puso fin a tanta felicidad.

 

En realidad, y en términos de estricta gestión empresarial, las luces rojas ya se habían encendido bastante antes, aunque los integrantes del gang comunicacional pepero siguieron alegres y contentos saqueando la cueva del tesoro como si el filón nunca fuera a agotarse. Realmente, parecía que aquello no iba a acabar nunca. Y contando con el BOE y los Presupuestos Generales del Estado, ¿quién dijo crisis?.

 Ha sido así que la derrota de la derecha española y el estrepitoso final del aznarismo han pillado a don Federico y colegas a contrapié. No se lo esperaba, don Federico, y el hombre está furioso. Muy furioso. Tanto que su ira ya no golpea solo a socialistas, vascos y otras especies asimilables. Don Federico truena ahora porque, según él, el Gobierno del PP entregó conscientemente el poder al PSOE y a su supuesto amo, Jesús de Polanco.

Dice don Federico que el Gobierno Aznar se vendió a Polanco; él lo sabe de buena tinta. Según "informa" en su confidencial www.libertaddigital.com, la crisis de Onda Cero, por ejemplo, no es tal crisis, sino el asesinato de esa cadena de radio ejecutado por el gobierno del PP obedeciendo órdenes del Grupo PRISA.

 

Y sabe también don Federico que después de Onda Cero caerán la COPE y la televisiva Antena 3, y la mayoría de empresas mediáticas integradas en lo que don Federico llama "periodismo independiente" (es decir, el agrupado en el terrario de reptiles que el PP ha alimentado todos estos años con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, bien sea directamente –caso de las aportaciones recibidas por la Conferencia Episcopal Española, y también por otras sociedades-, o bien a través de empresas que, como Telefónica, fueron privatizadas para, entre otras finalidades, hacer que aportaran el dinero con el que se constituyó la base del pool mediático al servicio del PP que diseñó Miguel Angel Rodríguez).

 

A don Federico se le olvida, claro está, que en realidad esas empresas mediáticas están falleciendo reventadas por la gestión corsaria que en ellas se ha llevado a cabo durante estos años en beneficio, entre otros y sin ir más lejos, de las "Superestrellas de la Comunicación Radiofónica", categoría en la que se engloba gente como él mismo, como Luis Herrero, como José María García y como el resto de la tripulación pirata de "periodistas independientes"; gente cuyos contratos, como denunció la propia empresa cuando la salida de García de la COPE, han llegado a sobrepasar holgadamente los mil millones de pesetas anuales, blindajes y otras sinecuras aparte.

 

Ni siquiera Telefónica pudo soportar tanto despilfarro. Ya lo advirtió César Alierta cuando tomó posesión como presidente de esa empresa, y lo cumplió iniciando al poco la retirada de inversiones en las empresas del holding comunicacional pepero. Lo que por cierto le valió a Alierta una campaña de acoso por parte de Pedro Jeta Ramírez, directamente perjudicado por la limpieza llevada a cabo por éste en Onda Cero. Descapitalizadas y con el grifo de las subvenciones cerrado, las empresas mediáticas al servicio del PP, y no sólo las radiofónicas y audiovisuales, están inevitablemente abocadas al cierre una tras otra.

 

Pero a don Federico todo eso le da igual. Don Federico cree que fue Aznar quien se traicionó a sí mismo y les traicionó a todos. Un gran analista, don Federico. "Independiente", por supuesto.

 

Tampoco Mariano Rajoy escapa a su ira. Tras su derrota del 14-M, Jiménez Losantos, caritativo y sutil como siempre, le ha rebautizado "MariConPlejines". Según don Federico, la blandura de Rajoy habría contribuido decisivamente al triunfo socialista, al ser incapaz de hacer frente a la avalancha roja forzando la suspensión de las elecciones, el estado de excepción o cualquier otra medida que hubiera impedido la victoria de rojos y separatistas.

 Y es que a don Federico le duele España. Pero que conste que no es por interés propio. A él le duele España porque es un defensor, el último quizá, de la libertad: don Federico Jiménez Losantos, el último libertario.

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