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Ganó Chile

Mientras en España un teniente general amenaza al pueblo español con un golpe de Estado si el Congreso, en uso de la soberanía popular, decide aceptar un nuevo Estatuto de autonomía para Catalunya que mejore el actual, en Chile las fuerzas democráticas coaligadas han vencido de nuevo a la reacción, que en esta ocasión sumaba tras su candidato a las fuerzas de derecha "renovadas" y a las abiertamente pinochetistas.Un mal día pues para el teniente general Mena y sus amigos del Partido Popular. Un mal día,desde luego, para José María Aznar.

Michelle Bachelet, socialista, fue secuestrada y torturada junto a su madre en 1973 por los mismos golpistas que mataron a su padre, un general de la Fuerza Aérea chilena asesinado por permanecer leal al gobierno legítimo que encabezaba Allende. Treinta y tres años después, aquella muchacha militante de las Juventudes Socialistas se ha convertido por voluntad popular en la primera mujer presidente de Chile.

 

Bachelet no fue nunca una izquierdista. No se esperan de ella grandes cambios políticos y sociales para su país, no habrá ninguna vía chilena al socialismo como la que ensayó Allende. Con todo, Bachelet es una persona que ha permanecido irreductiblemente fiel al recuerdo de aquél tiempo y de aquellas gentes que vivieron y murieron por un sueño tan hermoso como el que encarnó el gobierno de la Unidad Popular, tan salvajemente cortado de raíz por el puñado de traidores a sueldo que encabezó Pinochet; cabe esperar de ella por tanto la firmeza y la energía suficientes para no desendar un solo paso de los ya dados. La vía de recuperación democrática en Chile se torna así ya sin posible vuelta atrás, y los avances logrados se van a consolidar al tiempo que se abrirán nuevas expectativas de futuro.

 

La neta derrota en estas elecciones de la oligarquía chilena y de sus socios norteamericanos y la continuidad de los procesos contra Pinochet y otros criminales, son elementos simbólicos y a la vez tremendamente prácticos. Con el triunfo de Bachelet no van a desaparecer las clases sociales en Chile; tampoco irá a la cárcel el traidor que ordenó el asesinato entre tantos otros, del padre de la nueva presidenta. Pero tan obvio como eso es que en Chile se ha abierto una nueva esperanza y que la lucha y el sacrificio de tanta gente no ha sido en vano. Las últimas palabras de Allende han sido, al cabo, proféticas:

 "De nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

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